ZOMBIVAL: Entrada 3

De como se cerró la autovía 

La puerta giró poco a poco, dejando en el ángulo de visión un garaje para dos coches lleno de estanterías y trastos. Al fondo se adivinaba una puerta. La luz estaba apagada, y las linternas acopladas a las pistolas barrían la estancia indecisas.

— ¡Nada! Puerta al fondo ¡Adentro!— Ladró Brujo mientras con el hombro izquierdo daba un empujoncito a Taco.— A la derecha.

Inclinados hacia delante como boxeadores, con las pistolas apuntando al frente, entraron.

Movieron las linternas de un lado a otro hasta que se les antojó que ya habían echado el primer vistazo de "todo tranquilo" de rigor.


Las paredes estaban pintadas con un esmalte brillante de color vainilla. En la pared del fondo había una puerta. En el suelo, productos de limpieza se amontonaban desordenados alrededor de las estanterías. Rollos de papel higiénico estaban esparcidos alrededor, algunos impregnados de un líquido de color indefinible, probablemente proveniente de la enorme mancha del suelo donde varios botes de detergente estaban abiertos.

— Joder, esto es un follón de tres pares de cojones.— Murmuró Animal mientras le guiñaba un ojo a Chinche.— ¿Donde esta…?

— ¡Chitón!, aquí hay algo.— Ordenó Taco mientras se acercaba a la puerta seguido de Brujo.

Hizo rodilla en tierra y se inclinó de lado apoyando una mano en el suelo, examinando de cerca la rendija inferior de la puerta.

— Mira Brujo... sale luz por debajo y parece que hay una sombra.

Brujo hizo una señal a Animal.

— Ven para acá Animal, Chinche quédate en la puerta basculante.— Susurró en la penumbra.

La luz que se filtraba por el fino espacio no parecía eléctrica.

Chinche volvió a salir al ancho pasillo de entrada de los garajes. Siempre le hacían lo mismo. Era un alivio ser el compañero del tipo más grande de la unidad, siempre llamaban a Animal para los trabajos duros. Se quedó observando con atención a sus camaradas. Taco tenia pegada la oreja a la puerta, que parecía de madera normal, Animal le estaba proponiendo a Brujo tirar la puerta abajo. Brujo era un buen tío a pesar de ser jefe, posiblemente el año que viene lo meterían a trabajar en las oficinas, a la tranquilidad, eso es lo que quería Chinche, tranquilidad.

Animal sacó un cuchillo y se acercó a la puerta, "hay que ver que bruto es" pensó Chinche "con el cuchillo no hará que salte el pestillo se lo explique ayer, el resbalón se hace con un trozo de plástico duro..."

Un rumor llegó a sus oídos. A Chinche le pareció un fuelle, venia del garaje de al lado, que también estaba abierto. A parte de los murmullos de sus compañeros no se oía nada más. Se acercó iluminando sus pasos con la linterna.

Parecía que algo tragara aire lentamente y luego lo expulsara. Chinche había llegado al marco de la puerta basculante del garaje del vecino. Siguió avanzando, incluso con más cautela para no resbalar, porque el suelo era una mezcla pringosa de polvos de lavadora con jabón en gel mezclado con papel higiénico, dándole un aspecto muy resbaladizo al suelo.

— Esto funciona seguro.— le dijo Animal a Brujo, mientras acercaba a la jamba de la puerta un machete de veintidós centímetros que había sacado del porta equipo.

— ¿Que cojones haces?.— interrogó su jefe.— no puedes ponerte ahora a desmontar la puerta pieza por pieza, no hay tiempo.

— No tengo otra manera de abrirla, hace unos días Chinche y yo abrimos la puerta del despacho del capitán.

— ¿Y el capitán lo sabia?.— Interrumpió Taco.

— Nahh, fue una apuesta entre nosotros.

— No es momento para que me cuentes una de tus anécdotas.— Le interrumpió Brujo.

— Es que yo no sé cómo funciona esto, el abre puertas es Chinche

— ¿Queréis ir a hablar más para allá? estoy intentando escuchar algo.— Les espetó Taco girándose hacia ellos.— Hay algo moviéndose aquí detrás.

El ruido estaba cada vez más cerca, una mezcla de bufido... suspiró, no era un fuelle, era como si un viejo estuviera a punto de palmarla. En el garaje estaba aparcado un todo terreno enorme.

Chinche siguió el haz de luz que su arma proyectaba en el suelo delante de él. Para ser jabón era una mancha muy extraña, no sabía mucho de jabones, pero no hay muchas marcas que los fabriquen rojos, además no era una mancha casual era como si hubieran pasado el mocho por el suelo. Pulso una presilla y liberó la linterna acoplada al raíl de la pistola. Se quedó en cuclillas mientras acercaba la luz a algo en medio de la gran mancha roja, "¿qué era eso?.... ¿una oreja?".

Algo le agarró por el hombro izquierdo y una mano le tiró de la máscara hacia atrás. Resbaló y chocó con su agresor, acabando los dos en el suelo.

El hombre lo tenía sujeto sobre el pavimento. Estaba sentado encima de él inmovilizándole el brazo izquierdo, y le intentaba quitar la máscara, solo le quedaba la mano derecha, con la que trataba de detener los ataques de su agresor. Empezó a sentir dolor, le acababan de dar un cabezazo.

— ¡Animal!— Empezó a gritar Chinche, sin embargo cuanto más gritaba dentro de la máscara de gas, más deformada se escuchaba su voz.— ¡Animal!

Estaba dejándolo sin respiración. Una de las correas de goma de la máscara por fin cedió. Su agresor la levantó, y la volvió a bajar rápido, como en estado de frenesí, golpeándole en la cara espasmódicamente. Luego bajó la cabeza y le dio otro cabezazo.

— ¡Animal!— El grito resonó claro en la oscuridad.— ¡Ayúdame!

Alertados por el tumulto y por los gritos de auxilio, sus compañeros se pusieron en marcha. Chinche intentaba esquivar lo que se le venía encima y ponía el brazo que le quedaba libre en medio para bloquear los golpes que el otro en un frenesí paranoide le asestaba una y otra vez.

Animal salió corriendo hacia su compañero a todo trapo.

— ¡Aguan…! — La frase quedó a medio camino, acababa de resbalar en el gran charco de lejía. Ahora yacía cuan largo era en el suelo.

Brujo salto por encima de Animal. Justo al salir vio el batiburrillo de los dos cuerpos. Con la culata de la pistola golpeó al desconocido en un hombro, este volvió a bajar otra vez la cabeza e intentaba arañar a Chinche con la otra mano, otro golpe sesgado esta vez en el cuello , y otro y otro...

Animal yacía tumbado como hipnotizado, Taco desde la puerta estaba iluminando la escena con su linterna, Chinche había conseguido liberar el otro brazo y ahora se cubría la cara con ambas manos, Brujo golpeaba sin cesar al individuo con la pistola, una y otra vez. El hombre fue cediendo en empeño, hasta que finalmente un culatazo en el parietal deformó su cráneo, haciendo un hueco profundo por encima de la oreja, salpicando de masa encefálica a su alrededor, dejo de moverse y cayó de lado.

Brujo se miró los guantes de goma y las mangas ahora pringadas, ese individuo aun teniendo un traumatismo craneal severo, había seguido golpeando a su compañero.

Se hizo el silencio...

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