CRITICA STAR WARS: EL Despertar de la Fuerza (Parte II)

Bien… Ahora llega mi turno, así que, en mi línea habitual, haré de la forma más seria posible la crítica a la película de Star Wars: El Despertar de la Fuerza.


No puedo empezar esta crítica sin decir que me encanta ir al cine con Tito Emde, porque tenemos gustos muy parecidos con respecto al séptimo arte (y también con respecto a las mujeres) y las conversaciones que vienen después de visionada la película son de lo más interesantes, acompañadas siempre, o casi siempre, de una visita a la hamburguesería de turno (y de las consiguientes miradas a los escotes de todas las mujeres que pasan por delante del local, aunque esto en Invierno lo llevamos peor).

Empezaré diciéndoos que no quería ver,  la última entrega de Star Warts porque bastante malos ratos había pasado ya con los Episodios I, II y III “vomitados” por George Lucas (que como bien apunta Tito Emde, es un pésimo director de actores) y no quería volver a sufrir como un imbécil, por muy bonito y aparente que resultara el tráiler promocional del último film dirigido por J.J. Abrams, acompañado por una excelente versión de uno de los temas que John Williams compuso para la Star Wars: Una Nueva Esperanza.


Pero estaba sentado tranquilamente en el sofá de casa cuando sonó mi teléfono móvil. Al otro lado de la línea pude escuchar la voz de mi buen amigo Emde, que sonaba más nerviosa de lo habitual.

―Oye Lual, ¿sería posible conseguir entradas para ver Star Wars el día que quedemos? ―dijo muy acelerado y emocionado como un niño pequeño.

(La parte de la conversación que incluyo ahora es la que, misteriosamente, Tito Emde se olvidó de mencionar en su post)
―No me interesa verla.
―¿¡Cómo que no!?... ¡Pero si salen Jedis!...  ¡Y hay un robot como R2D2, pero en color naranja y con una especie de rueda!... ¿Y la dirige J.J. Abrams, el de Star Trek!... ¡Y la espada laser del malo mola que te cagas!!!... ¡Y, y, y…
―Ya, pero… ―en ese momento preciso momento me di cuenta que no importaba lo que dijera. Tito Emde quería ver la película con las mismas ganas que un niño de siete años se vuelve loco por el último juego de Pokémon: O le haces caso, o te espera una pataleta del chaval.
(y aquí se acaba la conversación que a Tio Emde misteriosamente se le olvido mencionar)

―Ya, pero… Supongo que por Internet no habrá problema en sacarlas para alguna sesión, pero ¿tú no eras el que decía que no te ibas a poner como una colegiala por ver estrenos de estos?
―Sí... Eh... Uh... Sí... Eh... ¡Joder, está bien, mentí!!!...

¡¡QUIERO VER STAR WARS!!

Así que fui unas pocas horas más tarde a la taquilla del cine a comprar unas entradas para unos días después (prefiero comprarlas en taquilla, más que en Internet, porque así hablas con el del cine y te recomienda los mejores asientos) y, como no podía ser de otro modo, escogí la primera sesión de las 16:00 horas para no tener que aguantar a las legiones de críos que chillan en las salas de cine por cualquier tontería.

Como ya he dicho, estaba muy decepcionado con la primera trilogía de Star Wars, a la que uno ya no sabe ni como referirse, porque es la primera, temporalmente hablando y teniendo como referencia el tiempo de la ficción, pero es la segunda, temporalmente hablando y teniendo como referencia el tiempo real…

¡Menudo puto follón George Lucas!!!... ¿Qué pasa?... ¿Tenías que vender más muñequitos y sacar más “noveluchas” de medio pelo?...

Para que no haya líos al respecto, me referiré a esta primera-segunda, o segunda-primera, trilogía como los Episodios I, II y III… Seguro que así no hay lugar a equívocos.

Pues bien, los Episodios I, II y III fueron películas decepcionantes en las que aparecían personajes estúpidos como el gungan Jar Jar Binks (aunque más ridículo me parecía su rey, que no hacía más que soltar babas como un imbécil y que, por cierto, parecía ser de otra raza alienígena totalmente diferente a la de Jar Jar); o situaciones absurdas como en las que un niño Anakin Skywalker se monta por accidente en un caza espacial y con un “¡ups!” dispara un misil que, ¡casualidades de la vida!, destroza la gran nave enemiga que nadie consigue destruir; o la "impagable" escena del Maestro Yoda saltarín, capaz de rebotar por las paredes cual pelota de caucho enloquecida, luchando contra Lord Dooku (os aseguro que en esa escena, en Star Wars: El Ataque de los Clones, la gente se moría de la risa en el cine por lo ridículo que resultaba... Yo me moría de la vergüenza... Por cierto, hasta de esta escena ridícula hay "muñequitos")…


Y por favor... ¡No me hagáis hablar de los midiclorianos!!!

Los midiclorianos eran esa especie de mierda inventada por Lucas para explicarnos de forma “científica” por qué algunos seres eran más propensos que otros a sentir la Fuerza... ¿Por qué hiciste eso, Lucas?... ¿Es que no te diste cuenta que el aspecto místico-religioso que tenía antes la Fuerza resultaba infinitamente más atractivo?

Pues así fueron todos los Episodios I, II y III… Unos auténticos despropósitos filmados al 99,9% con actores delante de una pantalla verde de croma, que ni se creían sus papeles, ni se los hacían creer al público. Literalmente, una basura cinematográfica (teniendo en cuenta el presupuesto millonario de cada entrega).

Sólo le concedo a Lucas la idea de haber querido dar un poco de profundidad política al Universo Star Wars… ¡Pero es que hasta eso le salió mal!!!

Bueno… No me quiero enrollar más, porque creo que he dejado bien claro los motivos por los que no quería que la franquicia de Star Wars me robara más tiempo y dinero.

Pero Tito Emde es mi amigo… Y a veces por los amigos hay que hacer cosas que no te gustan… Así que compré dos entradas y fui con él al cine.

Yo suelo ser un tipo al que se le suelen escapar spoilers, aunque en este caso no sé si alguno se me escapará... No obstante, considero que ya la gran mayoría de la gente ya ha visto esta película, así que no creo que le destripe nada del film.

Star Wars: El Despertar de la Fuerza comienza como las seis entregas anteriores: Un fondo negro cubierto de estrellas, unas letras amarillas que se mueven y fugan hacia el fondo y… ¡La maravillosa música de John Williams!!!

Aquí, el maestro Williams vuelve a dar una lección a todos los compositores de cómo se realiza una buena partitura, sin efectos de sintetizador ni nada por el estilo. La música de esta séptima entrega vuelve a ser genial, aunque un poquito inferior (al menos desde mi punto de vista) respecto a anteriores scores de la saga.

De esta banda sonora destacaría los temas “Main Title and the Attack on the Jakku Village” con el que se inicia la película, “I Can Fly Anything”, “The Falcon”, “March Of The Resistance”, “Scherzo For X-Wings” y, sobre todo, el excepcional tema compuesto para el personaje de Rey “Rey's Theme” (que personalmente me enamoró según lo esuchaba, a la vez que veía las imágenes del film).


Como ya he dicho, esta séptima entrega la dirige J.J. Abrams, que parece haberse erigido en el autor idóneo para dirigir este tipo de films (el trabajo que hizo con el reboot de Star Trek me parece excelente, quitando muchas de las lacras que hacían de esta antigua saga algo tedioso de visionar, aunque abusase para ello del efecto del Lens Flare)  y aquí, en Star Wars, vuelve a hacer un trabajo muy bueno.

¿Trabajo bueno?... ¿Maese Lual se ha vuelto loco y está criticando una película de forma positiva?... ¡Pues sí!!!

Star Wars: El Despertar de la Fuerza resulta una película tan entretenida como el Episodio IV (Star Wars: Una Nueva Esperanza) a base de respetar los esquemas de la cuarta entrega y volverlos a colocar en orden parecido, aunque con los medios tecnológicos cinematográficos de la segunda década del siglo XXI.

Se nota que los guionistas del film escucharon las quejas y peticiones de los fans de la saga y las llevaron a buen puerto, aunque tampoco creo que les resultase muy difícil descubrir que la efectividad de las cosas radica en su simplicidad.

Porque la grandeza de Star Wars radica en conceptos muy simples que siempre han funcionado a las mil maravillas en cientos de películas: Los buenos, los malos, las peleas entre ambos, la búsqueda de un “tesoro”, la conquista del castillo inexpugnable del enemigo, la muerte de un ser querido, la búsqueda de la identidad, etc…

Y J.J. Abrams, consciente de todo esto, ha llevado al film por estos conceptos y sin perder en ningún momento el espíritu aventurero de la saga que se perdió en los Episodios I, II y III.

Además, este espíritu se ve potenciado por algo tan simple como rodar gran parte de las escenas en exteriores, elevando el realismo y darnos las sensación de estar viendo unas aventuras que ocurren en un espacio físico real aunque, por supuesto, haya efectos especiales digitales (no el abuso de George Lucas al que sometió a esas tres infames películas, que "cantaban" a decorados generados por un ordenador en 3D).

Los actores rinden todos a un nivel muy bueno y hasta el malvado Kylo Ren está correcto en su papel (soy de los que considera que hubiera sido mejor no quitarle la máscara, pero tampoco voy a precipitarme porque tener un antecesor como Darth Vader es una carga muy pesada)… Quizá me molestan más las presencias de la princesa Leia, Han Solo, Luke Skywalker, Chewbacca, R2D2 y C3PO, pero las considero necesarias para crear esa especie de continuidad entre trilogías que unifica el conjunto. Mención aparte se merece el robot BB8, que al igual que R2D2 en los Episodios IV, V y VI, resulta un personaje de lo más entretenido.

Los efectos especiales son excepcionales y no respiran al "cartón-piedra digital" de los Episodios I, II y III, en los que hasta se recortaban las caras de los actores y se pegaban de malas formas en los cuerpos digitalizados de los stormtroopers. Lo que más me ilusionó, aparte de los decorados de cartón-piedra reales, fue ver de nuevo gente disfrazada de alienígena, con prótesis de silicona y barrigas de pega, y nada de personajes en 3D, generados por ordenador.


Y creo que me estoy alargando demasiado, así que resumiré lo que pienso de Star Wars: El Despertar de la Fuerza.

Es una película sencilla en sus conceptos, pero muy entretenida (mucho), recuperando el espíritu divertido y aventurero de los Episodios IV, V y VI. La música es excelente y los actores rinden a un buen nivel, apuntando todo a que rendirán a un nivel mayor en la siguiente entrega. Los efectos especiales son increíbles, pero no abusivos y sin sentido, integrándose a la perfección con el maquillaje, los disfraces alienígenas y con los decorados, tanto digitales como reales.

¿Merece la pena verla?

Ya os lo he dicho: Yo no quería ir al cine… Pero me alegro que Tito Emde, un cuarentón con (a veces) alma de niño de siete años, me obligara a acompañarle.

¡Nos vemos!

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