LA CAPA: El hábito no hace al monje
Se suele suponer en la gran mayoría de los casos que, cuando algún personaje lleva capa, éste va a ser alguien bueno por naturaleza (ahí tenemos al ejemplo por excelencia, personificado en la figura de Superman).
En esta obra no vamos a ver nada de eso... Y es que cuando un reputado autor de literatura de terror se encarga de escribir algo para un cómic, las normas cambian, haciendo bueno el dicho de "el hábito no hace al monje".
A este cómic escrito por Joe Hill le tenía yo muchas ganas, al igual que me ocurre con otra de sus obras: Locke & Key (aunque con esta última esperaré a que se termine de publicar su sexto y último arco argumental, para leérmelo entero y de un tirón).
Pero antes de ponerme a hablar de La capa, os hablaré un poco de Joe Hill.
Este individuo, cuyo nombre completo es Joseph Hillstrom King, es un escritor de terror de renombre nacido el 4 de junio de 1972. Entre sus obras se encuentran los geniales libros El traje del muerto y Cuernos. Del mismo modo, también tiene otro libro titulado Fantasmas, que está compuesto por varias historias independientes entre sí.
Bien… Dentro de este último libro, se encuentra el relato de La capa, que posteriormente Jason Ciaramella se encargaría de trasladar al formato cómic.
¿Y porqué mis ganas por leer este cómic, mezcla de terror con algo de superhéroes?... Básicamente por Joe Hill, al que admiro muchísimo…
Esta admiración viene porque hay que tenerlos cuadrados (los huevos, por supuesto) y tener un gran valor y confianza en sí mismo para, desde cero, labrarse un camino como escritor de terror en un mundo plagado de miles de autores que hacen exactamente lo mismo… ¡Y destacar entre todos ellos!
Y cuando tanto la crítica como el público le aplauden, coge el tipo y redacta un comunicado en el que suelta al mundo de golpe y porrazo que es el hijo de Stephen King.
¡¡Olé tus santos cojones!!
Los tipos así me caen muy bien… Son de ese tipo de gente que quiere ser reconocida por su trabajo y no por su parentesco con tal o con cual…
Por eso quería leer este cómic de…
La capa nos cuenta la historia de Eric, un niño que juega a los superhéroes con su hermano Nick, llevando esa prenda anudada al cuello (que previamente había sido la manta preferida del chaval cuando era un bebé y que su madre arregló años después para transformarla en una sencilla capa, a la que cosió una insignia de los marines, de su padre fallecido en la guerra de Vietnam).
En las primeras viñetas del cómic podemos ver a los dos hermanos jugar y observar cómo Eric se encarama a lo alto de un árbol para sufrir después un grave accidente del que sale con vida tras media docena de operaciones en su cráneo, que se abrió al impactar contra el suelo. A partir de entonces sufrirá de constantes jaquecas.
Lo curioso del asunto es que antes del momento del accidente, esa capa se quedó flotando en el cielo y si el asustado Eric no se la hubiera desanudado del cuello, no se habría precipitado al vacío.
Después de eso, vemos la adolescencia del personaje y cómo conoce a una chica (bueno, en verdad es ella la que se “moja” y le conoce a él) mientras juega en plan pasota, pegado a la consola y con los pies encima de la mesa.
Posteriormente veremos la evolución de esa relación y cómo Eric se dedica a tirar por el retrete su vida, negándose a estudiar y trabajando al final en el reparto de pizza a domicilio, mientras se dedica a conducir borracho y la policía lo detiene (todo esto narrado en el cómic de un modo veloz y con un ritmo endiablado).
¿Y qué hace un gilipollas como este, con una mujer que lo quiere a rabiar, aunque él apenas mueva un dedo por ella y todo el mísero sueldo de su trabajo de repartidor se lo gaste en cerveza mexicana?
Pues lo que un buen subnormal y desgraciado haría: Tener celos de su novia y volcar sobre ella y sobre el mundo toda su ira y su frustración, sin siquiera detenerse a pensar que la mierda que le ha caído en la vida, ha sido por su propia culpa y por su constante dejadez.
Así que su relación sentimental termina (por supuesto, por ella, que no puede seguir viviendo así, con un desgraciado a su lado) y Eric se ve abocado a vivir de nuevo en la casa de su madre (más concretamente en el sótano), como el perdedor que siempre ha sido, negándose a luchar por mejorar su vida y continuando con su existencia de parásito, esta vez “chupando” del bote de su madre.
Y es en una fría noche cuando, después de emborracharse y fumar como un carretero, se va al catre con los calzoncillos sudados y se tapa el cuerpo con lo primero que coge de una caja de cartón, olvidada en una esquina del sótano.
La capa de su niñez.
Al despertar de su resaca, está flotando en el aire, como un superhéroe… Porque esa capa le permite volar…
Y entonces Eric tiene un pensamiento hacia su madre, ya que ella le dijo que tiró la capa a la basura (porque siempre pensó que el niño se lanzó con ella a propósito al vacío para intentar volar y bastantes problemas tenía la mujer para intentar sacar adelante a los dos chicos sin la ayuda de su marido, muerto en Vietnam)…
Y ese pensamiento hacia su madre… Esa pequeña frase… Resume de un plumazo la forma de ser y de pensar del personaje…
¡Brutal!... ¡Genial!...
Imaginaos a partir de aquí a una persona llena de rencor por la vida que ha tenido (y que él solito se ha labrado, aunque no lo quiera reconocer)… Pensad qué es lo que puede hacer un individuo que puede volar con una capa y el daño que puede provocar a todos aquellos a los que odia (su exnovia, la zorra de su madre, el empollón de su hermano…) o a los que simplemente se crucen en su camino.
No os cuento más del cómic porque no quiero destriparos nada de una historia que se lee y se disfruta con tal placer como si te estuvieras bebiendo un vaso de agua fresca en mitad del maldito desierto.
El escritor Joe Hill es bueno… Muy bueno… Y sabe cómo contar historias novedosas y sorprendentes dentro del ámbito de lo cotidiano, dándoles ese toque justo de terror que te asusta muchísimo más que si estuvieras en un castillo en Transilvania rodeado de vampiros, o en mitad de una ciudad asolada por el ataque de miles de voraces zombies.
Y en La capa, Hill consigue horrorizar al lector con un argumento sencillo, pero muy efectivo, gracias al comportamiento de un personaje lleno de odio y frustración que hace que, a su vez, nosotros le odiemos a él.
La única pega que le puedo poner a este cómic es que su lectura se hace muy corta, aunque esto sse compensa por una gran intensidad y velocidad en toda la narración.
Y a este gran guión hay que sumarle el arte de Zach Howard a los lápices y de Nelson Daniel al color, terminando de redondear una historia casi perfecta.
Los dibujos de Zach Howard son muy definidos y personales, dotando de carisma a los personajes. Además el uso de tramas mecánicas para potenciar las sombras, dan un cierto aspecto de cómic “retro” al conjunto.
El cómic ha sido publicado en España por Planeta DeAgostini (en Estados Unidos, IDW Publishing) en un tomo único en tapa dura que además del cómic, contiene el manuscrito anotado de la historia original de Joe Hill y las portadas originales, tanto a color, como en blanco y negro.
Si tenéis un poco de dinero en el bolsillo y os gusta el género de terror en su vertiente más cotidiana, este debería ser un cómic para tener en vuestras librerías (hasta para los amantes de los libros que reniegan del mundo de las viñetas, por considerarlo superficial).
Título: La Capa (The Cape)
Edición original: The Cape One Shot y The Cape 1-4 USA
Guión: Joe Hill y Jason Ciaramella
Dibujo: Zach Howard
Color: Nelson Daniel
Editorial: Planeta DeAgostini
Formato: Libro rústica, 152 páginas. Color.
Precio: 14,95 €uros
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