DUELO TESTOSTERÓNICO 2: Bruce Willis y su jungla particular

Bueno, pues aquí empezamos con la segunda parte del duelo testosterónico y para ello vamos a meternos de lleno en el destripe de la última aventura del incombustible agente John MccLane.

Pero antes de meternos con esta quinta entrega vamos a retrotraernos a los añorados 80 para intentar explicar el porqué del éxito de la primera entrega que derivó en saga.

Nos encontramos en el año 1988, el cine de acción empieza a dar muestras de que necesita una renovación y se ha tocado "casi" techo con obras como Depredador, Acorralado, Terminator etc...

No me interpreteis mal, el acctioner ochentero se encontraba en su mejor momento, pero las tramas (por otra parte muy simples) empezaban a repetirse gracias a explotaciones tales como las de la destajista productora de serie B Cannon: Ahí estaba el viejo Chuck Norris (dando la réplica en Vietnam al mismísimo John Rambo, con su saga Desaparecido en combate), o Van Damme y Dolph Lundgren (haciendo lo propio con su amago de Terminator en Soldado universal).

Y así podría tirarme hasta el infinito, el caso es que es lógico que, cuando algo funciona, pasen este tipo de cosas en Hollywood (eso sin contar con que, presupuestariamente hablando, es mucho más fácil hacer una copia barata de Acorralado que de Los vengadores).

Pero no nos desviemos del tema, que estamos hablando de...




Como he dicho hace un momento, corría el año 1988 cuando, más por casualidad que por otra cosa, el director John McTiernan recibió un guión escrito por Steven E de Souza para llevar al celuloide una secuela de las exitosas aventuras de John Matrix (o sea Commando, es decir Arnold Schwarzenegger).

La idea era muy sencilla: Una crecidita hija de Arnie se encuentra en el rascacielos Nakatomi, llegan los “malotes” de turno y... ¡¡Oh, sorpresa!!... Papá Chuache se encontraba de visita en el edificio y la mano de hostias que suelta a los malandrines, la sienten hasta sus antepasados.

Todo el mundo parecía contento con la idea: Los productores (porque estiraban el chicle que suponía una secuela de un éxito como Commando) y McTiernan (porque había firmado poco antes uno de sus mayores éxitos en taquilla junto a Arnold, en Depredador, y estaba como loco por repetir la experiencia)... En fin... Todos contentos...

Todos, menos el actor austriaco que no veía la cosa clara y no quería repetir el papel del duro militar.

McTiernan (que ya os digo que estaba con ganas de tener al Chuache) le propone a Schwarzenegger modificar el título de Commando 2 por Die Hard y cambiar al personaje de John Matrix por el de John McLane (un duro policía de Nueva York que va a visitar a su esposa al edificio donde trabaja, en la ciudad de Los Angeles).

Es decir... La jungla de cristal que tanto nos gustó (y nos sigue gustando) empieza a tomar forma.

Arnold se desentiende del proyecto, ya que ha empezado a experimentar el mestizaje entre cine de acción y ciencia ficción y se esta convirtiendo en la estrella indiscutible del celuloide... Los productores y McTiernan se quedan sin “prota”...


Hablan con Sylvester Stallone. Este les responde que gracias, pero que anda “mú liao” con las secuelas de Rocky o Rambo (que no se acuerda muy bien por todas las hostias que ha recibido, que ya le decían de niño que los golpes fuertes en el "coco" te dejan tonto).
Barajan la opción de Burt Reynolds, pero ya esta talludito y viejuno para el papel y quizá se les rompe por el camino.


Mel Gibson coge el teléfono, pero rechaza el papel porque anda leyendo el guión de algo llamado Arma letal, que le está gustando bastante.


Los productores proponen a Richard Gere, pero este actor no le convence a McTiernan...




Y en estas aparece el nombre de Bruce Willis...

¿Bruce Willis?... ¿Ese chavalote simpático cuya popularidad venía dada por la comedia televisiva Luz de luna? (en la que hacía los coros a Cybill Shepherd)... ¿El actor cuyos primeros pinitos en el cine se limitaban a un par de films de Blake Edwards, de corte más bien cómico? (Cita a ciegas y Asesinato en Beverly Hills)

El señor Bruce no era del agrado de los productores de Die Hard, pero McTiernan (que era más listo que los ratones “coloraos”), supo ver en las actuaciones de Willis a un tipo super simpaticote y chulesco (en su justa medida), que lograría hacerse un hueco entre las estrellas más rutilantes del cine en general (aparte de ser una consumada estrella del cine de acción, es probablemente el actor más versátil de los tres de los que forman el duelo de estos post).

¡¡Y vaya si acertó!!

Esta vertiginosa filmación fue el empujón que necesitaba el género de acción para, tras consolidarse en los 80, establecer en adelante las bases que le harían ser una apuesta segura para las productoras... Hasta que a Marvel se le ocurrió empezar a presentar a sus héroes como era debido.

¿Porqué funcionó La jungla de cristal?... ¿Por un trama original?...

¡Para nada!... Su trama es de lo más simplona: Unos sofisticados ladrones irrumpen en el edificio Nakatomi para hacerse con un jugoso botín, pasando por encima de quien haga falta. El agente de policía John McLane se encuentra en el retrete cuando estalla el “pijostio” (estaba visitando a su esposa, que trabajaba en las oficinas del edificio). Sin más ayuda que su astucia y valor, McLane va terminando con los "malosos" uno a uno y piso por piso.



¡¡Ya está!!... La trama es así de simple, os acabo de contar la película con pelos y señales... ¿Y eso es todo?... ¿Una cosa tan simple puede sentar de nuevo las bases de un género?

¡¡Pues sí!!

Tanto a Lual como a mi, nos duelen las pelotas de decir siempre lo mismo en nuestras críticas (da igual que sean cinematográficas, literarias o comiqueras):

"En muchas ocasiones, no importa lo que cuentas, sino cómo lo cuentas".

Y esto lo pongo en letra bien grandota porque es una verdad absoluta y lo de esta filmación es fiel reflejo de lo que digo. Me explico...

El argumento que acabo de contaros es más simple que una patata vitoriana, pero McTiernan con su buen hacer como director (imprimiendo un ritmo endiablado que no deja respiro al espectador), dirige de manera excepcional a un grupo de buenos actores de todo pelaje (comediantes televisivos, bailarines rusos, actores dramáticos venidos del mundo teatral, etc...), consiguiendo lo que nuestra madre conseguía siempre: Que unos simples huevos fritos fuesen un manjar de dioses.

¿Cómo se alcanza ese objetivo?

1.- Haciendo las cosas bien: El ritmo de la acción no decae en ningún momento y McTiernan nos sube a una montaña rusa de la que no se baja hasta los créditos finales.

2.- Haciendo las cosas bien: La elección, tanto del protagonista como de los secundarios, fue de lo más acertada. Bruce Willis (que sabía perfectamente que no contaba con un físico tan imponente como el de Schwarzenegger o Stallone) optó por hacer una composición de héroe de acción basada en el carisma y la simpatía que irradiaba en cada toma, (¡ojo!... Simpatía sin caer en la comedia). Willis creó al héroe humano que no era una máquina de matar... Las pasa mas putas que Caín durante todo el metraje, sangrando, cayéndose, hostiándole, en fin... El hombre hace lo que se supone que un héroe ha de hacer, pero a costa de mucho sufrir. Y ahí está lo cojonudo del personaje, ya que el espectador empatiza con él porque es un tipo normal envuelto en una situación que no ha buscado (una de las frases promocionales del film era...”Estaba en el lugar equivocado en el momento justo”). En fin... Willis se convierte con su papel en todo un referente de lo que debe ser un héroe de acción (rol que más tarde fue imitado hasta la saciedad sin llegarle nunca a la suela del zapato)

Mención aparte merecen los secundarios, tanto Reginald Vel Johnson (el sargento Winslow de la inolvidable serie de Steve Urkel, Cosas de casa, en un papel a su medida haciendo de “poli” bonachón y  única voz amiga de McLane durante la acción), como de Alexander Godunov (bailarín clásico, que tiene un papel de “malote” europeo de lo más pintón).

3- Haciendo las cosas bien: Si McTiernan acierta con la elección del protagonista, lo borda con el villano de la función, arriesgando al máximo al decidirse por un perfecto desconocido en aquel entonces (procedente del mundo del teatro británico)... Ese no fue otro que Alan Rickman, que debutó en el cine con esta película, construyendo un villano a la altura de las circunstancias. Su Hans Gruber es un hombre educado, culto y al mismo tiempo un asesino sin escrúpulos. La interactuación con Willis, su antagonista, es máxima desde el principio (la escena en la que Gruber, sorprendido por McClane, se hace pasar por un rehén que ha escapado) hasta el clímax final (en la que un chiste sobre Sólo ante el peligro, da paso al brutal desenlace).


En definitiva... John McTiernan nos regala una de las mejores y más entretenidas películas de acción de todos los tiempos, con un guión de lo más simple, porque únicamente se limitó a lo que se esperaba del trabajo de un buen director y ese no es otro que... ¡HACER LAS COSAS BIEN!

En fin,la saga de La jungla de cristal cumple ahora un cuarto de siglo y me esta apeteciendo horrores ver la primera entrega, en vez de liarme con la estupidez que vi el otro dia.

Y esa estupidez de la que hablo no es otra que: La jungla. Un buen dia para morir.



Pfff... Vamos a ello... Todo sea por nuestros lectores.

A ver... Si esta película se hubiese titulado Las locas aventuras de un superpoli americano junto al anormal de su hijo en la madre Rusia y hubiese estado protagonizada por Bruce Willis en el papel de Bartolo Pirolo, no le daría tanta cera... Es más, probablemente ni me molestaria en criticarla.

Seria una mas de las 20.000 mierdas que estamos visionando últimamente y no me joderia tanto que el señor Willis se llevase su cheque de siete ceros... Pero es que esta gente tiene la desfachatez de jugar con los "sentimientos" de mucho friki completista y por ahí ya no paso. Me explico...

Hay gente que por alguna extraña razón tiene que verse todas las secuelas de los filmes que les parecen clásicos, o cuyas primeras partes les gustaron mucho en su dia... Pero es que los completistas no se quedan ahí...

Salen de gastarse 20 pavos del cine (entrada, palomitas, refresco...) y te dicen que menuda puta mierda acaban de ver y que ahora tienen que ahorrar “pa” comprarse dentro de seis meses la edición especial en BluRay de la bazofia que acaban de ver.

El acompañante del “lumbreras” en cuestión se queda con cara pan y pregunta...

―¿Pero no acabas de decir que la peli esta es una puta mierda?

―Si...pero es “pa” tener toda la saga completa. ―responde el “lumbreras” sin un ápice de remordimiento.

Os aseguro que esto es tan cierto como que me estoy poniendo de mala hostia por haberme sentido estafado por el tiempo invertido en ver semejante "ñordo"... Al menos a mí me la dejaron en BluRay y solo perdi tiempo, porque si ademas pierdo dinero...

En fin, a lo que iba: ¡La película es mala de solemnidad!

¡¡Y mira que es difícil cuando de entrada cuentas con un mega presupuesto, personajes a los que no tienes que presentar y todos los medios del mundo!!

Del director no voy ni a molestarme en buscar en Google quien es (creedme cuando os digo que algún “espabilao” procedente de hacer anuncios de Mister Proper o algo así)... Lo único destacable es que las escenas de acción (persecuciones, caídas, tiroteos...) te dejan con la boca abierta, aunque probablemente esto sea culpa del director de la segunda unidad, ya que el “espabilao” (del que no pienso buscar el nombre en Google) estaba “enfrascao” en dotar del gilipollismo necesario a todo el elenco de actores (cosa que consigue con creces).

Os resumo la peli...

John McLane viaja a Rusia, en busca de un hijo al que solo vimos en la primera parte de refilón, siendo un chavalín (cuando el periodista "plasta" mete la pata hasta el fondo, metiéndose en la casa de la mujer de McLane)... Espero que, ya que han utilizado a la hija y al hijo, no filmen una sexta parte usando al personaje de la niñera sin papeles que cuidaba a los críos (¡mierda!... ¡Acabo de dar "buena"s ideas a los guionistas de cine!).

En fin, al llegar McLane, un taxista ruso se enamora de él al ver como Bruce tuerce la boca (para que veamos lo guay que es) y le obsequia con canciones de Sinatra y para colmo no le cobra la carrera  (en Talavera de la Reina, le hubiesen metido por las calles más enrevesadas para cobrarle el triple y de paso, el taxista le obsequiaría con comentarios al estilo de “la culpa de todo la tiene la Merkel y los curas").

McLane encuentra al gilipolas de su hijo en un absurdo juicio (porque resulta que el nene es agente secreto y es tan guay que le pega un tiro en la cabeza a un “desgraciao” para que le juzguen junto a un ruso que tenía no sé que clave o llave, o yo que cojones sé). ¡Así de imbécil es el chavalín!


Persecución de la hostia con coches volando y Willis soltando chistes que no tienen ni puta gracia. Rescate vertiginoso del tipo ruso de la llave (o la clave) por parte de Willis y su hijo, que tiene el mismo carisma que una col hervida.

¡¡Traición!!... La chica era mala y sospechamos que Bruce lo sabía, pero no le apetecía llevar la contraria al anormal de su hijo, porque ante todo es un buen padre.


Se nos presenta al malo carismático, con una arrebatadora personalidad que le hace comer zanahorias y bailar claqué (o sea, se parece a Rickman lo mismo que un huevo a una castaña).

Meten a Chernobyl de por medio (por eso de que es un sitio "mu" peligroso, con su radioactividad y todo) y al tipo de la llave (o clave) lo tienen que proteger McLane y el anormal de su hijo, ya que el FBI (o la CIA) son tan inútiles que no pueden hacer nada. Se masca la tragedia, acompañada por unas actuaciones dignas del mejor de los Oscar.


Tiros y caídas de un edificio... El gilipollas del hijo le dice a Bruce que le quiere (lloramos de la emoción)... Más tiros y escenas “mu” chulas con un helicóptero militar cargado hasta arriba de munición mega-destructiva (y una furgoneta en su interior).

¡¡Traición!!... El padre de la chica (el ruso de la llave, que ahora sí que lo sabemos) también es malo, aunque ni baila claqué, ni come zanahorias.

Mas tiros y Yipi Kai Yey... Me voy levantando, que la “peli” se acaba.

El gilipollas del hijo se dirige hacia su padre, llamándole "papá" (volvemos a llorar de la emoción).

The End
 
No voy a decir nada más sobre esta bazofia, a parte de que no tiene nada que ver con La jungla en ninguna de sus partes... Y tampoco hablaré de Willis y de lo mal que le ha tratado el tiempo (tanto a él como a sus interpretaciones)... ¡¡Mejor ni hablar!!...

¡Una cosa más!... Dejo aquí un guioncete “pa” ver si algún cazatalentos de Hollywood se fija en mí, contratándome para La jungla 6.

John McLane se encuentra en el hospital Betty Ford haciéndose una revisión prostática cuando unos terroristas entran en el centro médico y lo toman (ya que el vicepresidente de los EEUU se encuentra en dicho hospital, tratándose un problema de hemorroides)... Pero los terroristas no han contado con McLane que, junto a Jimmy Motherfucker Jones (un bedel del centro, interpretado por Samuel L Jackson), desbaratarán los planes de secuestrar al vicepresidente.

Aunque no lo creáis, esta mierda que acabo de escribir se parece mas a La jungla de cristal que su decepcionante quinta entrega.
 

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