DJANGO DESENCADENADO: Crítica a dos bandas
Django está desencadenado... ¡Pues tira de la cadena del váter, que huele mal!...
Hay una cosa cierta y evidente: Quentin Tarantino está enamorado de los años 60 y 70, y se empeña en hacérnoslo ver una y otra vez en todas sus películas… Y no es que me parezca mal, pero es que al final cuando me enfrento a cualquiera de sus Films, no sé a ciencia cierta lo que estoy viendo.
Para explicarme, os pongo un ejemplo de una de sus películas, Malditos Bastardos (Inglourious Basterds, 2009)… La película trata sobre una “miembra” (esa palabra no existe, ¿porqué se la inventó esa "miembra" de la política?... ¿Para igualar los géneros y luchar contra el machismo?) de la resistencia y un pelotón de soldados que terminan por converger en un cine en el que van a matar a Hitler. La película está ambientada en la Segunda Guerra Mundial, rodada en el siglo XXI pero con el espíritu artificial del Spaghetti Western y los films de los 70.
¡Joder!... Es como si vas a un restaurante y pides un buen chuletón y al cocinero se le ocurre añadir a la carne una salsa especial realizada con ketchup, pescado, arándanos y dos rodajas de limón.
¿Le da riqueza a la carne el tener una salsa realizada con tantos sabores?... Pues riqueza más bien poca ya que la mezcla que te llevas a la boca resulta asquerosa al no poder identificar ningún sabor en particular.
Así es Tarantino y su filmografía: Una mezcolanza sin sentido de montón de gaitas que saben a demasiadas cosas y, por consiguiente, no saben a nada… Y en Django Desencadenado ocurre lo mismo: Resulta una película insulsa y sin identidad (a no ser que la mezcla de ingredientes “sin ton ni son” se considere un estilo y una seña de identidad, en cuyo caso, Tarantino es el rey).
Django es una película de vaqueros (en este caso, spaghetti western), rodada en el 2012, con ambientación y homenajes setenteros y al cine racial, con comedia absurda (en momentos que no entiendo y que rompen cualquier posible tensión previa creada en el film), con una banda sonora digna de elogio (esa música de los setenta y esos raps al estilo de “yo soy negro porque el mundo me hizo así y me siento orgulloso”, crean una anacronía impresionante, destrozando cualquier ambientación del viejo oeste que los encargados de decorado y vestuario hubieran realizado con anterioridad, llegando a recordarme a la película de Lady Halcón y a la espantosa banda sonora realizada por The Alan Parsons Project) y con momentos “gore” estúpidos y exagerados que me hacían pensar en: “Si no tienes nada interesante que decir, exagera lo que cuentas hasta límites insospechados y así el público atontado abrirá la boca, pensando que acaban de asistir a un suceso impresionante”.
¡Y mira tú que cuando empecé a ver la película me llevé una grata sorpresa! (aunque luego todo se fue a la mierda)
El film comienza con lo que yo llamaría “la marca Tarantino”, que básicamente consiste en poner a un personaje delante de la cámara en un absurdo monólogo, hablando minutos y minutos sobre gilipolleces varias que nada tienen que ver con la temática del film (para mi, el señor Quentin se superó a sí mismo en la segunda parte de Kill Bill, con David Carradine aburriéndonos con lo que pensaba sobre Superman y los cómics)…
Esto en un principio me cabreó bastante en los primeros minutos de Django pero increíblemente, Tarantino dejó de lado su “marca” y lo que parecía una escena introductoria de pacotilla (en esto se lleva la palma la secuencia inicial de Malditos Bastardos), se convirtió en un momento ameno y rápido, aunque ya empezaron a verse momentos “gore” que no me convencían del todo, pero que los perdoné.
La siguiente escena de la película, con un aburrido y poco creíble Jamie Foxx y un sorprendente Christoph Waltz (que se mereció los Oscar de mejor actor de reparto por esta película y por Malditos Bastardos… Y es que el cine de Tarantino es malo, pero los actores que salen en sus films, son muy buenos), transcurre en el interior de un bar con otra de esas “marcas” Tarantino… ¡Y me volví a sorprender!... Este segundo “monólogo” tenía que ver con la película, haciéndola avanzar…
¿Estaría delante de una gran obra de Tarantino?
Pues no, porque después se encarga de ir cuesta abajo y sin frenos, con secuencias estúpidas como:
Unos miembros del Ku Klux Klan de pacotilla discutiendo subnormalidades sobre si las máscaras que llevan tienen bien hechos los agujeros para ver y si la mujer de tal o de Pascual se ha pasado todo el día cosiéndolas.
La escena en la que a un negro le comen unos perros que, lejos de parecer dramática, resulta aburrida y sin carga emocional (aunque a Cristoph Waltz parece afectarle enormemente y aún sigo sin comprender el porqué).
Las conversaciones sobre las peleas de mandingos, mientras dos negros bigardos se están zurrando de lo lindo (escena que ni te hace “gracia”, ni te mete en la cabeza la idea de “¡qué malos son estos hombres blancos!”).
El señor Django diciendo que la “D” de su nombre es muda y no se pronuncia (supongo que para ir de tipo duro y “guay”, aunque a mí me pareció un retrasado mental).
Las secuencias de tiroteos mal rodadas pero con litros de sangre y cientos de enormes trozos de carne volando por la pantalla.
El final de la película, con una Kerry Washington descojonándose de la risa mientras la mansión salta por los aires (en un momento que tampoco entiendo y que te hace pensar que en vez de una de vaqueros, te has tragado una de Benny Hill, excepto que sin enano calvorota persiguiendo a una legión de chavalas descocadas y en minifalda).
Y así podría continuar, pero tampoco es plan... Aunque...
La palma de escena patética se la lleva el momento en el que Leonardo DiCaprio nos regala otra “marca” de Tarantino… ¡Y esta vez es una buena "marca" de la casa!
El bueno de Leo nos regala un momento maravilloso hablándonos de los tres huecos que tiene el interior del cráneo de un negro, que los convierte en seres sumisos… Pues bien, para esto que he resumido yo en pocas palabras, DiCaprio se tira como cinco minutos dando la “chapa”…
¿Y porqué da la “chapa”?
Porque Tarantino tiene un problema muy gordo (y es el siguiente): Piensa que, para que el espectador llegue a un momento de tensión en determinado punto del film, antes debe ir cargando y retrasando lo inevitable para que la explosión final en el espectador sea la “pera limonera” (vamos, lo que sería un McGuffin de Hitchcock, pero muy mal llevado).
El resultado de Tarantino es un momento tedioso y ridículo, con un Samuel L Jackson poniendo las caras que ya hemos visto en todas sus películas, con un Leonardo DiCaprio hablando sobre gilipolleces y con un Jamie Foxx y un Cristoph Waltz aguantando el tipo (me imagino que para no descojonarse).
¿Y todo porqué?... Pues porque Leo sabe de antemano que le van a estafar y mete este rollo… No sé… ¿Para aburrir al personal con otra “marca” de Tarantino (desde ahora, alias Tarantonetti)?
¿No habría sido más fácil que directamente Leo hubiera dicho que la chica no está en venta y que si los "protas" la quieren tendrán que pagar doce mil dolares “sí o sí”?... ¿Y que si no le pagan se la carga ahí mismo, ya que esa negra es de su propiedad y nadie le puede impedir (ni es ilegal) volarle la tapa de los sesos?
¡Sí!… Eso habría sido lo fácil, pero Tarantino es un “gran” cineasta que realiza “buenísimas” películas de autor (al menos eso es lo que se empeña siempre en hacernos ver), así que da rodeos y rodeos sin llegar nunca a ningún sitio y, cuando lo hace, ya es demasiado tarde y el espectador se ha dormido en la butaca del cine.
Lástima que todo lo que rueda sea un auténtico coñazo y una mezcolanza de géneros que al final no te saben a nada.
Lo peor de todo es que esa mezcla de ketchup, pescado, arándanos y limón me ha revuelto el estómago, así que no me queda otro remedio que ir al baño y “desencadenar” a Django por el retrete.
Y ahora cedo la palabra a Tito Emde, a ver qué nos cuenta sobre el film...
Bueno, a ver...
En primer lugar, deciros que empiezo a odiar profundamente a Maese Lual, ya que en lo básico estamos casi siempre totalmente de acuerdo.
¿Por qué digo esto?... ¿A qué viene ese odio?... Os lo explico...
Como yo soy tonto del culo y confundo los conceptos, cuando Lual me habla de hacer una crítica a dos bandas me digo a mi mismo “Guay... ¡¡Duelo de críticos!!” o “¡¡Vas a morder el polvo, Maese!!”...
Sí... Leo muchos cómics de superhéroes y follo poco... ¿¿QUÉ PASA??
Pues eso, lo que os decía, creía que nuestras opiniones iban a estar súper-encontradas, pero fíjate tú que no es así.
¿Qué hacemos entonces?... ¿No hay duelo?... ¿No nos vamos a hostiar Maese y yo, cual Batman contra Punisher?... ¡Joder!... Perdonadme de nuevo, pero es que ando leyendo un crossover cojonudo.
Os voy a decir lo que vamos a hacer...
Yo voy a dar mis bendiciones a todo lo dicho por Maese ya que estoy de acuerdo y hasta veo que falta un poco de su dureza legendaria (el pobre se hace viejuno y ya se sabe), así que voy a profundizar en los motivos por los que, un director que apuntaba muy buenas maneras (Reservoir Dogs y Pulp Fiction) se ha quedado en un mediocre de puta madre.
Espero que no se me rasguen las vestiduras los que se crean esas memeces de que Tarantino es el “Enfant Terrible" de Hollywood (o que ha inventado la pólvora), porque no es así.
Ahora me meto de lleno con este, pero antes unas pinceladas de lo que me ha parecido la “peli” tras verla por segunda vez (todo por nuestros lectores).
La película en si se deja ver, claro está que tiene lagunas por todas partes, y no deja de ser curioso el hecho de pretender juntar dos géneros en su vertiente “exploit” como el “spaghetti western” y el cine de esclavos. Unos deudores del western americano y los otros de películas como Mandingo y Drum.
Ya os digo que el destripe que hace Maese es más que certero, por ahí poco que añadir, quizá destacar el estupendo papel de Don Johnson como “señorito” sureño que me arrancó más de una carcajada y fué por su buen hacer, no me interpreteis mal.
A mi el protagonista... ¿Qué queréis que os diga?... Le veo mas haciendo papeles en plan la vida de Ray Charles que de héroe de acción, pero esto es cosa mía ¿eh?...Lo digo porque los productores hollywoodienses sí que lo deben ver en ese plan, ya que echando mano de su filmografía, la mayoría de los papeles que se encuentran son de héroe.
No sé yo, pero al chaval le veo un poco cara de “panoli” como para ese tipo de papeles. Me vienen a la mente "black boys" con mucha más presencia y pinta de duros como Wesley Snipes o Idris Elba, pero ya os digo que es una apreciación personal.
Sobre Christoph Waltz se me acaban los elogios para tan magnífico actor, si le perdonamos las tonterías que le obliga a hacer Tarantino en el film (como preferir la muerte, a dar la mano a un hijoputa y memeces de las que el actor no tiene culpa), su actuación es espectacular.
Respecto a DiCaprio, y pasando por alto el berrinche al que aludía Lual, su interpretación es de lo más correcta (ya que es un gran actor) pero ni se le acerca a trabajos suyos en otros papeles, como “Diamante de Sangre” o “Infiltrados”.
Lo de Samuel. L. Jackson ya empieza a ser caso a parte, me refiero a que independientemente del papel en el que trabaje esa pose de SOY UN NEGRO SUPER DURO QUE DICE "JODER", QUINIENTAS VEINTICINCO VECES POR MINUTO ya empieza a oler.
Bueeeno...
¡¡Vamos con Quentin!!
En primer lugar, me parece cojonudo que este hombre se quiera creer un puto genio del séptimo arte, ya que entre otras cosas la taquilla así lo atestigua y las grandes estrellas se dan de hostias por trabajar con él (sinceramente, no entiendo ni lo uno ni lo otro).
Y no lo entiendo por una razón muy sencilla: No es un buen director de cine.
Me parece muy bien que el chaval “currase” en un videoclub y durante ese tiempo viese un montonazo de películas y que se vea a sí mismo como una enciclopedia cinematográfica con patas... "Mierdiejemplo" de los mios “pa” explicarme.
―Oye Quentin... Que quiero hacer un “remake” de Tiburón... ¿Me dejas la “peli” para documentarme?
―¡Pero hombre de Dios! ¿Como te vas a basar en esa mierda de Spielberg?
―Pues porque me han dicho que haga una nueva versión de ella...
―Tú la que tienes que ver es “Il ulltimo scuallo”, de Enzo Castellari, que esa sí que es buena y además de buena, no la ha visto ni Dios.
¿Veis por donde voy?
Me parece muy loable que Tarantino sea un fan del cine de los sesenta, setenta y primeros de los ochenta y que pretenda homenajearlo constantemente en sus films. Lo que ya no me parece tan cojonudo es que, para que se vea lo “listo” que es y la cantidad de serie B que ha visto, se vaya siempre a beber de las fuentes equivocadas.
Vuelvo a explicarme...
Y para ello pongo el ejemplo de Malditos Bastardos: ¿Un grupo de tipos duros dando estopa a los nazis tras las lineas enemigas?. Vale, Quentin no bebe ni de “Doce del patíbulo” ni de “Los violentos de Kelly”, ni puta falta que le hace... ¿Porqué?... Porque vió en su dia “Il ultimo trenni”, que era una copia barata de las dos anteriores que he mencionado.
¿Porqué hace esto?... “Pa” que veamos lo listo que es y que ha visto mucho cine “descatalogao”.
Y en esta de “Django Desencadenado”, pues más de lo mismo: ¿Cruce de “spaghetti western” con cine de esclavos?
Pues nada, en vez de coger cualquier western de Sergio Leone, este se tiene que ir a Django que era una mala copia de “La muerte tenia un precio”... Y en el tema del cine de esclavos, en vez de beber de buenas “pelis” como Mandingo y Drum, se va a “Mandinga” que es el mismo tema pero con tetas, malas interpretaciones y peor ambientación.
A eso sumadle diálogos sin sentido más propios del cine de Monty Phyton, muchos "joder" y "motherfucker" y ya teneis otra filmación del listo este.
¡¡Hala...a cascarla!!
4 comentarios
Excelente punto de vista, muy acertado. El reparto es de los elementos más representativos de esta película, siendo Leonardo DiCaprio, Kerry Washington mis favoritos. Respecto a la historia la verdad es que es muy poco original, con la clásica figura del cazarrecompensas movido por el dinero, la justicia “sui generis”, y un relato de emparejamiento “buddy movie” y venganza adornada con flashbacks y escenarios que remiten tanto a los paisajes almerienses de Eastwood. Narrativamente se alarga sin medida contando una historia sobre esclavitud y racismo en el sur de los Estados Unidos, empleando violencia gratuita suavizada por la comicidad y el desenfadado con rasgos de humor negro, maniqueísmo, caricatura. Le falta énfasis en el tono paródico e inventiva.
ResponderEliminar¡Jolín, Pía!!! Acabas de hacer una crítica excelente de la película mucho más acertada que la nuestra... ¡Y con menos palabras!!!... Muchas gracias por dejar tu opinión en nuestro blog. ¡Eres una crack!!!
ResponderEliminarAplausos ante tal magistral critica!
ResponderEliminarCoincido punto por punto, y es que esta cinta no se que le vieron de "magistral" realmente (publicidad?) ya que se me hace un verdadero mierdero. Soy fan de los spaguetti westerns y pensando que tendria algo de emocion, la encontre insufrible, sobre todo con el jeton de Jamie Foxx, tipo sin carisma y que del cual nadie hablo siquiera de su actuacion (por lo mediocre?) el caso es que me sigo quedando con la grandiosa Django de 1966.
Es que como la original no hay nada!!! Y Tarantino siempre ha sido un mediocre imitador que pudo acertar con su primera y hasta su segunda película, pero que a partir de ahí fue cuesta abajo y sin frenos.
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